sábado, 24 de abril de 2010

Oh, sorpresa!

Siempre es agradable encontrarse con sorpresas...
Como nuestros acérrimos lectores han de saber, tanto quien escribe, como su media naranja, somos profundos fanáticos de asistir a presentaciones en vivo de bandas de rock pseudoalternativo.
Pues bien, para nuestro deleite, esta ciudad que por ahora llamamos hogar, ofrece un sinfin de oportunidades de participar de dichas actividades a precios modicos.
Nos encontábamos un par de noches atrás, en un prestigioso local céntrico, esperando que una banda, cuyos discos hemos disfrutado incansablemente, subiera a escena y nos volara los sesos por un par de horas. Sin embargo sabíamos que antes debíamos presenciar la actuación de unos desconocidos de nombre, hasta ese momento, impronunciable. Mientras esperábamos, sentados en una especie de barra detrás de la mesa de sonido, suena mi teléfono: "Hola" dice mi madre a 9.000 kilómetros de distancia. "Hola! -digo yo- Sabía que me ibas a llamar!" hasta ahí no habían sorpresas, pero si el confort de escuchar otra voz familiar y cariñosa (aparte de la de la Maite, que me afortunadamente me acompaña todos los dias). Despues de una corta, pero informativa conversación, por la puerta del local, vemos pasar a un escuálido sujeto de frondosa cabellera, panatlones ajustadísimos, botas negras y abrigo estrafalario. Cuando digo escuálido, creo que toda caracterización queda corta: nunca había visto a un tipo tan flaco... sus piernas eran del grosor de mis brazos, y no estoy exagerando. Luego de pensar "este tipo se va a quebrar en cualquier momento", le digo a la Maite: "ese debe ser el telonero". Poco después, vemos al sujeto subir a escenario, colgarse una guitarra y transformarse en una de las sorpresas más agradables que he tenido en el último tiempo: Imaad Wasif.
El tipo resultó ser un geniecillo musical de origen Indio, nacido en Canadá y criado en California. Los coléricos 50 minutos durante los que aporreó sus instrumentos, con una mezcla de salvajismo rockero y delicadeza folk, y que incluyeron bajadas del escenario, saltos y un derroche de enrgía que claramente iba más allá del propio cuerpo del artista, bastaron para llevarnos a invertir 15 dolares en su disco de vinilo transparente, y para quedar con la sensación de que la noche ya estaba pagada... tanto así, que el plato fuerte, nuestros queridos Dead Meadow, resultó un poco insípido.



Ese mismo factor sorpresa fue el que transformó este semestre lánguido en un éxito. Durante todo el período escolar me sentí falto de ritmo y trabajando un poco a contrapelo respecto de lo que los profesores buscaban. Sin embargo, pensando en que estoy en la universidad para aprender, y si no hago cosas que me gustan el proceso se puede transformar en una tortura, decidí continuar con mis testarudas ideas. Los profesores, ambos muy comprensivos, nunca me instaron a seguir otro camino, pero me insistian en desarrollar etapas a las cuales aún no podía llegar porque me faltaba completar los pasos previos. Mi compañera de labores, Emma, una mujer de edad indefinida, recursos plásticos limitados y una tremenda capacidad para articular discursos coherentes, viendose envuelta en un proyecto que no podía manejar, pero del que sí podía sacar partido, se mantuvo cuadrada con la propuesta, por lo que finalmente optamos por mantener la conversación en un plano general, intentando obtener información valiosa, pero sin revelar partes importantes de nuestro plan. A una semana de la presentación final comenzó el claustro, cuyo desenlace fue proyecto que a los criticos invitados les pareció contundente, interesante, cojonudo, valiente, e incluso uno de ellos manifestó que se sentía "humilde frente a una propuesta tan fuera de lo cumún".
Sorpresa y coraje son las lecciones del semestre. El mundo académico tiene la gran ventaja de que se pueden construir argumentos descabellados y hacerlos funcionar, para sopresa de muchos.
Que agradable sorpresa.

domingo, 11 de abril de 2010

Cansancio....

Camilo está cansado...se le nota. Pero queda poco, y eso también se hace saber. Esta semana ya termina con taller, y lo único que quedaría pendiente sería la entrega de papers varios. Pero con lo bilingue que lo ha dejado el entrenamiento universitario, escribir en inglés es más fácil que eruptar después de tomar coca cola de un trago(irónicamente, mi esposo esta incapacitado de eliminar gases por lo que se denomina "ático").

Vacaciones. Eso es lo que se nos viene. Bueno, por lo menos a él. Lo que es yo, tengo clases de inglés hasta finales de mayo. Nada de mal, si tomamos en cuenta que aparte de eso no hago nada más (excepto los labores domésticos, para esos ya soy una bala).

Tantas cosas que tenemos pensadas para las vacaciones. Cuantos viajes hemos organizado y desorganizado por la falta de recursos para hacerlos realidad. Pero no son eliminados por completo de nuestra mente colectiva. Son sólo pateados para más adelante (dijo la mujer con esperanza)...espero.

Eso....esta entrega fue más informativa...y de relleno. Ya he escrito demasiadas bobadas como para que me tengan que seguir aguantando. Es el turno de mi señor marido, pero creo que no se dignará a escibir hasta que la batalla estudiantil haya finalizado. Por ahora, como pueden ver, el pobre descansa por cortos minutos, con el computador esperándolo por más.

De seguro todo valdrá la pena...