3 semanas pasan más rápido que peo bajo el agua...imaginense lo que son 3 semanas de visita en el hogar.
Extraña sensación la de visitar la casa que alguna vez fue tuya, dormir en una cama acomodada en la pieza que alguna vez ocupaste tu, desayunar en pijama rodeada de familia pero con la idea de estar alojando en un hotel. Todo esto sabiendo que justo cuando la extrañeza estuviese apunto de morir, también lo estarían esas 3 semanas.
Nos quedamos en la casa de mis suegros, que pa' que decir como nos trataron!... Bueno, a decir verdad, de "trato" no nos podemos quejar. Camilo subió a lo menos 3 kilos (había bajado 10), yo me mantuve penosamente igual, y el retorno al "hogar lejano" fue conmemorado con 2 maletas con sobrepeso.
Decir que yo me mantuve "penosamente igual" es una exageración. Digamos que me mantuve dignamente semi normal dentro de mi gravedad. El tener un esposo con 10 kilos menos es algo a lo que hay que hacer frente cuando se visitan familiares. Es evidente, es algo que la gente gusta recalcar y, lamentablemente, gusta comparar. Especialmente con la esposa.
No diré nombres, para eso tengo mis recuerdos. Pero el gesto técnico de desilución que muchos mostraron al revisar acusiosamente mi anatomía después de haber hecho lo mismo con Camilo fue sobrecogedor. Creo que el único comentario a mi persona fue "uy que estai blanca!"...
Cuec...
Peor habría sido si yo volvía gorda. Siempre se puede estar peor...o no?
Ahora estamos de vuelta en Toronto... con calor, solos, de vacaciones y buscando laburo.
El calor no nos deja salir, el buscar pega nos obliga por lo menos a intentarlo, el estar solos nos hace no querer aventurarnos al cemento incendiándose, y el estar de vacaciones nos hace sentirnos mal por ni siquiera pensar en hacer el intento.
Oh si.... hemos vuelto al hogar lejano!
Extraña sensación la de visitar la casa que alguna vez fue tuya, dormir en una cama acomodada en la pieza que alguna vez ocupaste tu, desayunar en pijama rodeada de familia pero con la idea de estar alojando en un hotel. Todo esto sabiendo que justo cuando la extrañeza estuviese apunto de morir, también lo estarían esas 3 semanas.
Nos quedamos en la casa de mis suegros, que pa' que decir como nos trataron!... Bueno, a decir verdad, de "trato" no nos podemos quejar. Camilo subió a lo menos 3 kilos (había bajado 10), yo me mantuve penosamente igual, y el retorno al "hogar lejano" fue conmemorado con 2 maletas con sobrepeso.
Decir que yo me mantuve "penosamente igual" es una exageración. Digamos que me mantuve dignamente semi normal dentro de mi gravedad. El tener un esposo con 10 kilos menos es algo a lo que hay que hacer frente cuando se visitan familiares. Es evidente, es algo que la gente gusta recalcar y, lamentablemente, gusta comparar. Especialmente con la esposa.
No diré nombres, para eso tengo mis recuerdos. Pero el gesto técnico de desilución que muchos mostraron al revisar acusiosamente mi anatomía después de haber hecho lo mismo con Camilo fue sobrecogedor. Creo que el único comentario a mi persona fue "uy que estai blanca!"...
Cuec...
Peor habría sido si yo volvía gorda. Siempre se puede estar peor...o no?
Ahora estamos de vuelta en Toronto... con calor, solos, de vacaciones y buscando laburo.
El calor no nos deja salir, el buscar pega nos obliga por lo menos a intentarlo, el estar solos nos hace no querer aventurarnos al cemento incendiándose, y el estar de vacaciones nos hace sentirnos mal por ni siquiera pensar en hacer el intento.
Oh si.... hemos vuelto al hogar lejano!
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