Y empecé mis clases de inglés. Aunque muchos me insistieron en que mi lenguaje gringo era bueno y no necesitaba reafirmar los movimientos de mi músculo lingual en otro idioma, los dos meses que llevo en Toronto me han confirmado que si, necesitaba de estas clases... por lo menos para soltarme, agarrar confianza y pisotear dudas linguisticas que me han perseguido por años, y que por años me han hecho pensar que mi english suena más a James Brown en crack que a profesora de literatura inglesa.
En fin. Puedo comenzar contando que tengo un 95% de compañeros orientales, o sea, de ojitos rajaos, como les digo yo... imposible distinguir entre un japonés, chino o koreano. Interesante me resultó que entre ellos también tienen dificultades para distinguirse. Son 4 koreanos (1 de los cuales ya obtuvo su "diplomado" el viernes pasado por lo cual dejó de ser mi compañerito), 1 japonesa y 2 brasileros. Eso sí, desde el lunes 30 seré la única "ojitos redondos" de la sala de clases, ya que los cariocas se devuelven a sus tierras.
Admito que por culpa de una muy buena amiga de la cual no divulgaré su nombre (pero es sinónimo de "Pancha Lodo"), la raza oriental siempre tuvo un dejo de ignorancia/discriminación para mi. Eso de que sean los turistas más colapsantes e invasores, que hablen con inentendibles gritos en tonalidades que suben y bajan sin mayor provocación, o que sufran de ciertos olores corporales que sólo los "occidentales" notamos debido a nuestra falta de condimentos en nuestra cocina (quizás no falta, pero si es verdad que ellos cocinan distinto, y por lo tanto, huelen distinto), hacía aún más verídico lo que mi amiga me había comentado tantas veces. Sin embargo, me llevé una grata sorpresa al ver que son normales, simpáticos e inoloros (tampoco me he acercado mucho para verificar este punto).
Se que suena a "niña mimada empieza a conocer el mundo". Si me convirtiera en dibujo animado sería algo así como la pequeña niña que con su tambor y amigo tontín (ninguna relación con Camilo) decide dejar todo atrás y aventurarse en el mundo oriental en busca del padre que nunca conoció. Pero dejando el chiste inteligente de lado, la verdad es que muchos de nosotros pecamos de ignorantes al hablar de la cultura de los ojitos rajaos... quizás huelen distinto, comen perros bebés y creen que el pene de rinoceronte es afrodisiaco, pero aparte de esas rarezas (las cuales como occidentales también tenemos), son bastante normales.
Los brasileros, por otro lado, son pura pasión. El igual a Guga (Kuerten para los no amantes del tennis) y ella la reina de la gesticulación y la risotada espontánea. Lástima que se van esta semana. Con ellos aprendí a decir vagina en portugués, y yo les enseñé lo que significaba mojón, caca, hijo de puta y concha su madre. Si, lo sé, de inglés no hay mucho en esas frases, y de elegancia tampoco, pero las risas de la profesora al escucharnos fueron impagables. Dicho lo anterior, les puedo comentar que en portugués caca se dice caquinha (caquiñia), a las lesbianas en vez de tortilleras les dicen velcro (lo cual encontré muy inteligente), y uno de sus garabatos más repetidos suena igual que a una comida koreana.
(Dejo 2 de las últimas fotos que nos hemos sacado, nada que ver con el texto pero en fin, que más da!)
Se les quiere!!